Leyenda de la yerbamate Yasí, la Luna, era una diosa guaraní que amaba bajar a la tierra y confundirse entre las personas. Para ello, tomaba la forma humana convirtiéndose, mágicamente, en una joven rubia. Una vez paseando por el bosque con Araí (diosa nube también convertida en mujer) encontró un horrible animal dispuesto a atacarlas. -¡Cuidadooo!- le gritó a su amiga. Y un yaguareté, con sus fauces abiertas y sus pupilas fulgentes, las enfrentó amenazante. Y ya iba a lanzarse contra las diosas, que al adquirir formas humanas perdían sus poderes, cuando una silbante flecha se clavó en un costado del feroz animal. El yaguareté bramó de rabia y dolor pero, a pesar de la herida, se arrojó contra la persona que lo había flechado: un indio ya viejo que, escondido detrás de un árbol, lo esperaba con un arco en la mano y una flecha en la otra. Saltó la fiera y el hombre la esquivó con la intención de volver a cargar su arco. El animal no se lo permitió y volvió a saltar
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